Vivimos tiempos de prisas. No hay día que no se haga corto, mes que no pase sin darnos cuenta y año que no vuele. En este tiempo en el que lo inmediato es lo urgente y lo urgente se convierte en importante, el pensamiento disruptivo empieza por pensar en décadas. Y apreciar lo que nos han legado y lo que queremos legar.
Junto al Avia, siglos de tradición vitícola han creado una cultura popular en torno a la vid que aparece con cada rayo de sol. Hay algo en esa energía que recorre nuestro paisaje que tiene que ver con todo ese pasado. Delante de cada bancal nos podemos parar y sentir toda la historia de una zona.
Aquí, los trabajos en viñedo han crecido y evolucionado durante cientos de años para conseguir cepas que diesen lo mejor de sí mismas. La viticultura es ese arte para convertir en líquido un paisaje de parcelas y viñas. Y en torno al Avia ha alcanzado un conocimiento extremo. Tantos siglos en los que la vid ha sido el principal modo de vida explican la forma de ser de estas gentes. De nuestras gentes.