
El uso de dron en viñedo: tratamientos ecológicos
19/05/2025En Viña Meín – Emilio Rojo creemos que la vitivinicultura es, ante todo, una forma de relacionarse con el paisaje. El respeto por el entorno, el aprovechamiento consciente de los recursos y la vocación por la permanencia marcan cada una de nuestras decisiones. Por eso, en 2022 emprendimos un proyecto de reforma de nuestras instalaciones que hoy recibe un reconocimiento especial: la instalación de un sistema de geotermia en nuestra bodega de Lugar de Meín.
Este año, la Asociación Clúster da Xeotermia Galega (ACLUXEGA) nos ha otorgado el Premio a la Geotermia 2025 en la categoría Empresarial/Industrial, un galardón que compartimos con la nueva sede de Corporación Hijos de Rivera – Estrella Galicia en La Coruña. Una distinción que pone en valor no solo el resultado técnico de la instalación, sino también la decisión estratégica de apostar por soluciones sostenibles en el ámbito empresarial.

La importancia de la geotermia
La geotermia es una fuente de energía limpia, eficiente y silenciosa que aprovecha el calor del subsuelo para climatizar espacios y/o depósitos. La instalación llevada a cabo en 2022 supuso un reto técnico, pero también una oportunidad de avanzar en nuestro compromiso con una bodega más eficiente, más integrada en el entorno y más consciente del legado que queremos construir. Este premio reconoce la coherencia entre lo que hacemos en la viña y lo que sucede puertas adentro.
El reconocimiento de los premios de geotermia
ACLUXEGA está formado por un conjunto de empresas altamente especializadas que representan toda la cadena de valor de la geotermia. El clúster ha desarrollado herramientas como el Manual de Geotermia, una publicación de referencia en universidades e instituciones especializadas, y trabaja en colaboración con la marca Galicia Calidade para impulsar esta tecnología en el tejido productivo gallego.
Recibir un galardón de su parte es especialmente significativo por la representatividad de los proyectos premiados. En esta edición, también han sido reconocidas iniciativas, cada una en su categoría, como la nueva sede Estrella Galicia, la urbanización Paraíso en Oleiros (La Coruña), la residencia de mayores Raiola (Santiago de Compostela), el Hotel Plaza Obradoiro también de Santiago, la parroquia Virgen del Camino de Pontevedra y los viveros Floricultura Toxal de A Guarda.
Agradecemos sinceramente a ACLUXEGA por este reconocimiento, y damos la enhorabuena al resto de proyectos premiados. Es un honor formar parte de esta edición y compartir valores con iniciativas que demuestran que la sostenibilidad es compatible con la excelencia.
Este reconocimiento a la geotermia se enmarca dentro de un compromiso más amplio que compartimos en Alma Carraovejas: trabajar por la sostenibilidad real y medible de los territorios en los que estamos presentes. Entendemos que nuestra actividad debe generar un impacto positivo en el entorno —ambiental, social y cultural— y, por ello, llevamos años desarrollando líneas de trabajo que integran criterios de sostenibilidad en cada decisión. Fruto de ese esfuerzo sostenido, recientemente hemos obtenido la certificación B Corp, una de las más exigentes a nivel internacional en cuanto a impacto global, gobernanza, responsabilidad social y respeto medioambiental. Esta certificación no es una meta, sino una herramienta que nos ayuda a seguir mejorando con rigor, evaluando nuestro desempeño y reforzando nuestro compromiso con un modelo empresarial que mire al futuro con responsabilidad.
La rehabilitación de Viña Meín llevada a cabo en 2022, impulsada por el equipo de Proyectos de Alma Carraovejas junto a MOL Arquitectura, representa una visión integradora entre arquitectura, sostenibilidad y funcionalidad. Desde el inicio, el proyecto asumió el reto de dialogar con el paisaje del Ribeiro, no solo desde lo estético, sino también desde criterios técnicos y medioambientales. La incorporación de la geotermia fue clave en este proceso: no se trataba únicamente de mejorar la eficiencia energética, sino de hacerlo desde una solución respetuosa con el entorno y coherente con la identidad de la bodega. Así, el edificio no impone su presencia, sino que se adapta, se entierra parcialmente y se funde con la topografía, ofreciendo una experiencia armónica tanto para quienes lo habitan como para quienes lo visitan. Esta forma de construir —pensando en el largo plazo y en equilibrio con la naturaleza— es también una forma de cuidar el territorio.