El singular paraje de Emilio Rojo está orientado al naciente-este, marcado por el sol de la mañana, en una zona fresca y a media ladera. La finca de 12.000 metros cuadrados situadas en Ibedo, Leiro, tiene un especial microclima, que la resguarda de las heladas primaverales, donde las maduraciones son lentas y complejas.

Asentada sobre suelos graníticos poco profundos con textura arenosa y algo de grava, la parcela está dispuesta en varios bancales y socalcos, muros que van dibujando la geometría del terreno. Todas las labores se realizan a mano, los rendimientos son muy bajos y los pocos racimos por cepa que se mantienen antes de la vendimia tienen una extraordinaria concentración.

La vendimia varía dependiendo del comportamiento de las cepas y de los factores naturales. Son vendimias largas donde las vides se marcan una a una para saber cuáles hay que recoger en cada momento. No sólo se vendimia por variedad sino cepa por cepa y tipo de uva. La exhaustiva selección se hace en el viñedo y se vinifica por día y punto de madurez.

La filosofía de bodega es de mínima intervención, con fermentación de las propias levaduras, elaboración en acero inoxidable y sin ningún tipo de contacto con madera. El vino pasa 18 meses en bodega antes de salir al mercado. La añada 2018 se elaboró con un 80 % de treixadura y un 20% de godello, lado y loureira. Fue embotellado en marzo de 2020.